Colorblind casting vs color conscious casting

Mar 7, 2022

¿Alguien recuerda la guerra que se desató en Twitter con el hashtag #NotMyAriel?

En julio de 2019, Disney anunció que Halle Bailey, una actriz negra y cantante de R&B, interpretará a Ariel en la próxima película de live-action de La Sirenita. Este casting marca la primera vez que Disney ha seleccionado a una mujer de color para interpretar a una princesa tradicionalmente blanca en una de sus adaptaciones (ahora también tenemos a Rachel Zegler como Blancanieves).   

El impacto de este casting histórico fue golpeado por incontables mensajes ofensivos en las redes sociales de gente horrorizada por el cambio de raza del personaje de Ariel. En cuestión de horas se hizo tendencia el hashtag “#NotMyAriel”. Una petición de Change.org exigía que Disney repensara el casting de Bailey. 

Con el tiempo hemos llegado a esperar una ola de reacciones violentas del tamaño de un tsunami cuando un actor de color se presenta como un personaje de ficción que el público siente que debe ser blanco pero la indignación no es la misma cuando los actores blancos retratan personajes de color. Incluso cuando, y a menudo, estos se basan en gente de color de la vida real. 

Este fenómeno tiene el nombre de blanqueamiento cinematográfico, o whitewashing en su término original, y se produce cuando se buscan activamente actores blancos para papeles que originalmente estaban destinados a personas de color, ya sea que el personaje se describe como una determinada raza o su etnia está claramente definida dentro de la historia.

Los actores blancos que interpretaban a personas de color cambiaban su apariencia, a menudo con black face o yellow face y asumiendo acentos y movimientos exagerados. El blanqueo ha sido evidente en la industria cinematográfica estadounidense desde sus inicios (Scherker, 2014). Los ejemplos se pueden encontrar desde 1921, cuando Rudolph Valentino interpretó a un hombre de ascendencia árabe en The Shiek. Y en las décadas consecutivas se siguió ejerciendo esta práctica en muchas películas.

Sin embargo, whitewashing, blackface, yellowface and brownface no son cosas del pasado. A continuación enlistaré solo algunos ejemplos de los últimos años:

  • Johnny Deep como Tonto, un nativo americano en The Lone Ranger (2013).
  • Todo el reparto de Avatar, The Last Airbender (2010), donde todos los personajes son de ascendencia asiática. 
  • Angelina Jolie como Marianne Pearl, mujer de ascendencia afroamericana en A Mighty Heart (2008).
  • Juliette Binoche como Maria Segovia, una mujer chilena en The 33 (2015).
  • Entre muchos, muchos otros.

Pero la audiencia mayoritaria ignora esto, no hay indignación, porque no lo ven como algo dañino, es la norma, es lo que siempre se ha hecho. Entonces, si seguimos con esta lógica se pudiera decir que si John Wick pudo interpretar a Genghis Khan, entonces Gemma Chan puede interpretar a Bess de Hardwick. 

Ahora, el casting de Bailey como Ariel puede definirse como colorblind casting. Este es un casting categorizado como no tradicional, es generalmente considerado como el mejor método para tener un reparto racialmente diverso (Hopkins, 2018). El colorblind casting es el proceso en el que los directores de casting eligen roles para los actores ignorando el origen étnico del personaje, el objetivo original de esto es eliminar la raza de la ecuación y contratar a actores basados meramente por el talento. Esto ofrece a los actores de color la oportunidad de interpretar papeles tradicionalmente blancos. Ejemplos famosos son Hamilton, o las puestas en escena de obras de Shakespeare. Bailey fue elegida mediante este método y así lo explica el director the The Little Mermaid, Rob Marshall:

La decisión de elegir a Bailey como Ariel fue el resultado de una extensa búsqueda. Estaba muy claro que Halle posee esa rara combinación de espíritu, corazón, juventud, inocencia y sustancia – además de una gloriosa voz – todas las cualidades intrínsecas necesarias para desempeñar este papel icónico (NBC News, 2019).

¿Por qué es este método problemático entonces, si les brinda oportunidades a actores de color que de otra manera no tendrían? Esto se debe a que es imposible no ver color cuando hablamos de raza. La raza es una parte intrínseca de nuestra sociedad y cada vez que vemos a alguien en persona o en el escenario o en la pantalla, su raza nos da mensajes subconscientes que determinan cómo los vemos.

Además, ser una persona de color viene con un cierto conjunto de experiencias culturales que nos diferencian unos de otros. Por lo que el colorblind casting, al ignorar estas experiencias, hace uso del whitewashing en un intento de hacer a todos iguales, o para atraer a audiencias caucásicas. Esto disminuye el valor que las personas de color pueden aportar a la mesa.

Asimismo, bajo este método de colorblind casting, las minorías siguen siendo elegidas a tasas más bajas que los actores blancos. Hay producciones donde la raza es parte integral, pero, aparte de esas pocas circunstancias, las minorías no gozan de igualdad de condiciones bajo el método de colorblind casting (Hopkins, 2018). En otras palabras, este enfoque dió lugar a una representación muy pobre.

También es un método delicado, en el sentido que hay casos en los que el colorblind casting se ha utilizado para presentar a los blancos como personajes de color, porque aparentemente eran “la mejor persona para el trabajo”, un ejemplo es el casting de Scarlett Johansson como Motoko Kusanagi.

Es por eso que lo que muchos consideran como alternativa y como solución es que la raza debe ser un factor tomado en consideración durante el proceso del casting. Esto se llama color conscious casting. Este método requiere que los directores y productores acepten que el país está creciendo en diversidad, y el escenario debe reflejar la cambiante composición demográfica de los Estados Unidos, así como tener consciencia de lo que significa poner un cuerpo de color en el escenario (Hopkins, 2018). Según Frazer-Carroll (2020), esto podría presentarse en maneras distintas: desde la búsqueda de actores de orígenes étnicos específicos  hasta el ajuste de aspectos de la producción para reconocer cómo la raza impacta las vidas de los personajes.

El color conscious casting nos pide que reconozcamos que los actores de color pueden alterar el significado de una historia y preguntarnos si esto es una representación positiva o negativa. No es suficiente cambiar un papel y poner una persona de color en él, como sugiere el colorblind casting, sino que es importante que pensemos: si vamos a poner una mujer negra en lugar de una mujer blanca, ¿cuál es la historia que estamos contando ahora? Los directores, los creadores tienen que preguntarse, ¿qué dice realmente este trabajo? y ¿cómo es que el casting de esta persona de color mejora o cambia lo que dice la obra?

El proceso es lento, pero ocurre. Hollywood está empezando a reconocer el valor de la representación y el valor monetario que trae tener un reparto diverso. Crazy Rich Asians y Black Panther es un gran ejemplo de color conscious casting, así como One Day At A Time, On My Block, Brooklyn Nine-Nine, hasta Parks and Recreations

Aún así, los medios todavía tienen un largo camino por recorrer antes de que los actores de color estén representados positivamente y con la misma frecuencia que sus contrapartes caucásicos.Sea como sea, la distinción entre estos dos métodos de casting no siempre está clara, ni está universalmente acordada, tiene sus pros y sus contras (Frazer-Correll, 2020).

Es aquí donde se siembran las dudas acerca del casting de Halle Bailey, que sigue siendo un logro de representación pero nos invita a preguntar: ¿Cuál es realmente la raíz del problema? ¿Cuál podría ser la verdadera solución?

El proceso es lento, pero ocurre. Hollywood está empezando a reconocer el valor de la representación y el valor monetario que trae tener un reparto diverso. Crazy Rich Asians y Black Panther es un gran ejemplo de color conscious casting, así como One Day At A Time, On My Block, Brooklyn Nine-Nine, hasta Parks and Recreations.  Aún así, los medios todavía tienen un largo camino por recorrer antes de que los actores de color estén representados positivamente y con la misma frecuencia que sus contrapartes caucásicos.

Sea como sea, la distinción entre estos dos métodos de casting no siempre está clara, ni está universalmente acordada, tiene sus pros y sus contras (Frazer-Correll, 2020). Es aquí donde se siembran las dudas acerca del casting de Halle Bailey, que sigue siendo un logro de representación pero nos invita a preguntar: ¿Cuál es realmente la raíz del problema? ¿Cuál podría ser la verdadera solución?

Share This