El 24 de junio de 2022, Estados Unidos anuló la decisión histórica del caso Roe vs Wade que protegía constitucionalmente el derecho al aborto en el país. Junto con Polonia, El Salvador, y Nicaragua, Estados Unidos se une a los Estados que dan marcha atrás en materia de acceso al aborto.
Esta clase de políticas retrógradas no afectan únicamente a los residentes de los Estados en los que se restringe o prohíbe el aborto; sino que amenaza también los derechos humanos a nivel global. Esto es porque, a pesar de cómo se ha deteriorando el discurso a uno de política divisiva (izquierda/derecha, liberal/conservador), el acceso al aborto seguro es una cuestión de derechos humanos.

Limitar el acceso al aborto es, en base, una forma de discriminación y un importante obstáculo para la democracia efectiva.
Los abortos no se detienen con su prohibición, esto únicamente empuja a personas en situaciones ya precarias hacia la clandestinidad. La salud, el bienestar, y la autonomía de muchas personas depende del acceso a abortos seguros. Con los pasos hacia atrás de Estados Unidos, se da al mundo un precedente peligroso. Tomando en cuenta su gran influencia global, se corre el riesgo de que se promuevan sentimientos antiaborto y anti derechos.
Es posible que la tendencia hacia la protección constitucional del aborto que se observaba en las últimas décadas sea puesta en peligro. Debido a que, si incluso un país cuya política pública en el exterior dice basarse en la búsqueda de los derechos humanos y la igualdad puede dar marcha atrás; ¿Qué es lo que detiene a países como Argentina y México, con importante influencia religiosa, de hacer lo mismo?
Esta clase de política, además, no se detiene con el aborto. Sino que abre la puerta a que se reevalúen varias decisiones en torno a la familia, su significado, y las garantías individuales.
Puede que Roe vs Wade no tenga un impacto directo sobre ti, pero la inequidad finalmente nos afecta a todos. Esto es lo que significa vivir en sociedad, y lo que representa la democracia: los derechos del otro son tan firmes como los propios.